miércoles, 11 de julio de 2012

La busqueda

Casi desde el momento en el que nos conocimos decidimos tener un hijo. Asi que la busqueda ha sido permanente, siempre pensamos que el momento en que Dios nos lo mande ese será el momento preciso, será perfecto.

Pero la búsqueda real comenzó en agosto del 2008, justo cuando nos casamos.

Fantaseamos con su género, sus carácterísticas, travesuras y mañas, incluso con cómo lo consentiremos. Que pensarán nuestros familiares. Si se parecera al abuelito, la tia o el primo... tantas cosas, tantas ilusiones.

Esa ilusión, en lugar de olvidarse con el tiempo, va creciendo. Cada viaje al supermercado, cada vez que vemos un niño, esa ilusión crece.

Bueno, pasó el tiempo y nos dimos cuenta que a pesar de estarlo buscando, no aparecía el bebé. Yo no lograba quedar embarazada. El temor de nunca lograrlo me sumergía en una tristeza muy grande, ahora la ilusión se estaba convirtiendo en desesperación y en tristeza. Ya no solamente sonreía al ver artículos para bebé fantaseando con el momento en el que debía adquirirlos, ahora se adicionada el derramamiento de lágrimas y la profunda tristeza.

Compartirlo con mi esposo era dificil, no me gustaba que el también se pusiera triste y por algo que yo sentía. Pero ¡oh sorpresa! el también tenía ese sentimiento.

Con el paso de los meses y años, fui sintiendome cada día más preparada para ser madre, y podía ver en el señor B, que el también lo estaba. Solamente nos hacía falta el bebé.

Agarré valor y decidí comentarselo al médico, quien me ordenó unos exámenes a mi y a mi esposo y nos remitió con otro médico que era especialista en fertilidad.

Con el temor entre pecho y espalda nos hicimos los exámenes. La espera de los resultados era un martirio, pero al momento de recibirlos el martirio fue que no entendíamos casi nada de lo que decía. Por lo tanto, fuimos al médico a que nos los interpretara.

En la cita con el doctor se confirmaron mis sospechas, ¡yo era la del problema! Nos explicaron tan a detalle cada uno de los problemas que yo solamente logro recordar que tengo un desorden hormonal que debo regular. Que luego de haber regulado y haber bajado de peso, debo someterme a otro tratamiento para poder embarazarme.

Bueno, yo muy motivada que mi problema tenía solución, decidí comenzar de inmediato el tratamiento, inscribirme en un gimnasio y hacer dieta.

Primer y segundo mes con excelentes resultados.
Tercer y cuarto mes con sorprendentes resultados.
Quinto y sexto mes con buenos resultados.
Séptimo mes con resultados.
Octavo mes con ... bueno, por lo menos no gané peso.
Décimo segundo mes... comencé a subir de peso.

Adicional a ésto, uno de los medicamentos me estaba lastimando fuertemente el estómago, sufría de diarreas y cólicos. De hecho, creo que aun no me he recuperado totalmente.

Mi tristeza comenzó a regresar al verse perdida la oportunidad de quedar embarazada debido al problema que representaba mi obesidad.

Pero la esperanza no estaba perdida, todos los días confiamos en Dios y esperabamos su voluntad.

¿Te sorprende?

¿Te sorprende que hayan personas que no sepan qué es el internet, o que no tengan un celular?

A mi me sorprende que hayan personas qué no sepan que es comer tres tiempos: que hayan niños que no sepan qué es un escritorio escolar. Que hay madres que no saben qué es el control prenatal y padres que no saben que es un pago quincenal.

Me sorprende que hayan personas que van a dormir con hambre, y que su oración diaria es que la "casa" no se derrumbe.

Me sorprende que hayan personas que no saben qué es la tolerancia o la conciencia social.

¿Te sorprende que haya tanta mortandad infantil y materna? a mi me sorprende que hayan personas que no conocen sus derechos.

¡Pero más me sorprende vivir en una sociedad tan indiferente!